Ella siempre había sido de esas que decía que la inspiración si no se tiene, se busca. Que está en cualquier parte, en los pequeños detalles, en el día a día. Que la vida inspira. Pues ahora ella era la que no sabía dónde se habían metido esos detalles, dónde se escondía la vida, no la encontraba por ningún lado.
Se sentaba cada tarde con papel y pluma intentando escribir algo, lo que fuese, lo que guardaba dentro, y no conseguía nada ¿Es que acaso estaba vacía? No, algo había por ahí dentro haciendo ruido, pero no sabía cómo sacarlo fuera. Pasaba las tardes sin conseguir que ese demonio que guardaba dentro saliera, se escondía para torturarla solo a ella. "Niña mágica, somos unos grandes luchadores". No, ellos nunca habían sido nada. Ella no quería tener nada que ver con ese hombre, con aquel que se llamaba artista a sí mismo y fingía saber de todo sin tener ni idea de nada.
Desde que llegó y se fue, sólo la dejó trastocada, le quitó la inspiración, la que a ella nunca le faltó y él llevaba años buscando. Se llevó su inocencia y su esencia. Sólo le dejó miedos y textos amargos y a medio escribir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario