Ella ha perdido muchas batallas, tantas que no recuerda un número siquiera aproximado. Ha luchado por causas perdidas desde un principio y ha sufrido sin tener que hacerlo. Ha levantado cielo y tierra para encontrar lo que buscaba, ha quemado el bosque de sus dudas, ha destruido los tabiques que levantaban su corazón y ha llorado fuego.
Ella nunca ha admitido una derrota, aún sabiendo que le daría victorias, jamás. Se ha negado a rendirse todas aquellas veces que la vida se lo planteó de forma fácil. Ha rechazado a la tristeza y a la felicidad, se ha quedado en un punto muerto. Porque así se siente, muerta.
Ella no cree ser perfecta, a pesar de su fuerza de voluntad y de su coraje. Siempre ha visto en sí misma, escondida, a una persona que corre de los problemas y crea corazas para que no descubran su verdadera identidad.
¿Sabes que te diría ella ahora mismo? Levanta la cabeza como todas aquella veces, confío en ti, sé que puedes hacerlo.
No te dejes hundir, hazlo no solo por ti, sino también por los demás que te rodean. Nunca dejes que te pase una tormenta por encima sin intentar luchar contra ella. Nunca te des por vencido sin más, no te hundas, por favor, no más de lo que ya estás.
Ella se sentiría impotente si te viera como te he visto yo, ella te zarandearía tantas veces y con tanta violencia que saldrías de tu trance. Ella te gritaría rota por dentro, llorando, frustrada, que dejaras de esconderte del mundo. Ella se volvería pequeños pedazos de impotencia de verte así.
No hay comentarios:
Publicar un comentario